No comprendo muy bien.
El amor es el sentimiento más bello del mundo. Y sin embargo, ha sido alterada su imagen en el pasar de los años.
De la más sincera muestra de afecto, se vuelve un contrato de negocios de "yo doy, yo recibo" y que puede vencer la vigencia en cualquier momento.
Se supone que el amor debe ser eterno. Durar toda la vida. El amor familiar es así. El amor de pareja es así. El amor por uno mismo es así. Sin embargo, cada vez que volteo a ver mi entorno, veo que las personas más bien se "llevan bien por interés".
Se supone que el amor es un sentimiento puro. Una muestra de inocencia, de compartir sonrojos y tristezas. De ser felices por el simple hecho de estar juntos. No obstante, ahora se ve más pervertido el concepto de amor. Se ve más corrompido. Aborrecible. Se tienen amores desde temprana edad, cuando debería ser algo que se quiera guardar voluntariamente, y dárselo a quien te ame tanto como tu lo haces. Ahora se ve el amor con la imagen de una pareja que su única diferencia de una amistad, son las relaciones íntimas. Vaya estupidez.
Una amistad y un amor deben ser diferentes. Pero una diferencia no debe ser las relaciones íntimas. Esas OBVIAMENTE son reservadas para la pareja ideal, y por tanto no se debe ser tomado a la ligera. Como si con cualquier amigo puedas tener una relación, y en consecuencia, un "amor".
Las relaciones nunca deben ser la causa del amor. Debe ser el fruto de la confianza y el cariño mutuo que se tienen las parejas.
Cuando dos personas se aman, sacrifican todo con tal de ver a su enamorado(a). Y con gusto. Sin importar lo que los demás digan. El amor debe ser un motor de la felicidad y la motivación personal. Pero ahora se ven jóvenes que quieren tener pareja por necesidad, sin siquiera saber qué es lo que quieren. Y el amor no es así. No es una necesidad, como el oxígeno. Aunque funciona igual. El amor se respira. Se vive. Se siente. El amor es la chispa de la vida.
Pero no. La gente cree que es algo que se debe de tener para ser buena persona. Para ser feliz. Sin darse cuenta que la felicidad es lo que trae al amor. El amor y la felicidad deben ser uno, no sus condiciones.
Aún así se ven a los novios de primarias, secundarias y preparatorias, disfrutando cada instante, sabiendo ambos que todo muy pronto acabará. Y aún así insisten en llamarle a lo que sienten amor.
¡Cuánta rabia me da! ¡YO NO PIENSO AMAR ASÍ!
El amor es algo sagrado. Algo profundo. Es un sentimiento hermoso. De maravilla. Es el escape de la realidad que todos necesitamos. Es fantasía. Es perfección.
Es cuando una persona se vuelve sagrada. Invaluable. Hermosa. Maravillosa. Lo es todo para ti. Es un sueño. Es perfecta.
Eso es amor. Pero la gente llama amor a tener de novio a un haragán. O a una ofrecida.
Ven sus defectos, y con la excusa de que el amor no elige la flecha, se aferran (egoístamente) a su capricho de estar con esas personas. ¡¡Por favor!!
Si de verdad se ama, ni un solo defecto pasaría por tus ojos. Ni una sola mancha en su piel, ni un solo desperfecto en su cabellera, ni ninguna mala palabra se notaría nunca. Sencillamente te hallarías frente a lo que provoca el amor: más amor.
Es algo que no puede cambiar. Ya todos lo hemos sentido, sólo que lo dejamos pasar. Y eso es horrible.
Cuánto daría yo por amar con toda mi alma a cada cosa de mi vida. Tendría mucha más salud. Mejor actitud. Conocería la paz. La felicidad. Pero esas son tonterías que llegan a la mente enferma del adolescente. Del simple mortal que tiene la impotencia de cambiar nada.
O más bien, si se puede cambiar todo. Sólo que uno nunca quiere empezar. Se acostumbra a la infelicidad. Su rutina es la tristeza.
Acepta la depresión como forma de vida.
Y lo que una vez fue la solución a eso, el amor, se pierde.
Pero el amor es el oasis del desierto. ¡El amor es lo que nos mantiene unidos! ¡El amor es lo que mueve el universo! ¡El amor es lo que nos da la felicidad!
El amor es algo bello. El amor se siente cuando ese beso, o ese abrazo llega. Cuando se llora de alegría. Cuando se vuelve uno poeta. Cuando se deja todo por nada. Cuando el corazón de uno jura fidelidad. Cuando no se anhela más que estar con la persona deseada. Cuando el amor grita, y grita muy fuerte, lo que la mente no imagina. Cuando los sentimientos se vuelven cascadas, y las emociones, mares. Cuando los dedos de moverse no pueden parar. Cuando la mente, de pensar, no puede parar. Cuando el corazón, frenéticamente, no para de latir.
Se supone.
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