Este es un espacio en el que se debaten ideas en un lugar peculiar... mi mente. Y les informo que el título de cada entrada no es el tópico del texto, sino la idea con la que inicio.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Belleza

¿Qué es la belleza?
¿De verdad será algo que se pueda describir?
Para mi la belleza no debería ser una característica. Una propiedad. Como si sólo una cierta cantidad de cosas pudieran poseerla. La belleza es un sentimiento.
Y puedo demostrarlo. Belleza no es ese cuadro renacentista simétrico. Belleza no son esas flores moviéndose al unísono. Belleza no es esa excepcional pieza de música clásica reproduciéndose a la par de esa secuencia de vídeo.
La verdadera belleza es lo que te hace sentir todo eso. Lo que te provoca ver esa escena de esa película que te hace llorar. Lo que te provoca escuchar esa canción que te pone la piel de gallina. Lo que te provoca oler esa comida que te llena de placer saborearla. Lo que te provoca sentir ese abrazo y ese beso de la persona que amas.
Para mi, esos momentos son belleza.
¿Cómo un momento va a ser belleza? No se puede medir, ni se puede garantizar que siempre será igual. No se pu...
Espera. Acabo de decir que la belleza es un sentimiento. No una determinada acción o situación.
Pienso lo siguiente: Si consigo hacer un cuento, una novela, o un simple texto escrito, que cumpla con todas las reglas de gramática del idioma usado. Que sea conmovedor, emotivo. Que tenga una opinión que sea irrefutable, ejemplificando con pruebas. En otras palabras: que sea el discurso perfecto. Y la perfección es belleza, ¿no?
No. La belleza no es algo. Es un sentir.
Ese texto no será bello hasta que alguien lo lea. Hasta que alguien lo escuche, lo imagine. En ese instante ese texto tendrá un valor invaluable: la belleza.
Pero se corre el siguiente riesgo: A una persona le puede gustar, y a otra no. Entonces se dice que ese texto es bello sólo para una persona. Y no por eso deja de ser bello. Pero tampoco se vuelve algo bello forzosamente. Me gustaría ilustrarlo con otra idea: el sonido de una campana. Quizá para una persona sea algo alegre. Algo que le recuerde a su niñez y sus buenos momentos comiendo helado o jugando. Y la alegría no es una propiedad, ¿verdad? Es un sentimiento. Sin embargo, para otra persona, el sonido de la campana le recuerde a la vez en la que perdió un vuelo, se accidentó o perdió a un ser querido. Esa relación del sonido de la campana vuelve al sonido mismo algo triste. Y es por eso que no se puede medir. Lo mismo con la belleza. Una pintura puede ser algo bello para una persona si le agrada, si es de un sentir bonito. Si vale la pena verse. Contemplarse. Admirarse.
Pero, si una persona no le despierta ninguna cosquilla la misma pintura, se vuelve una pintura fea, sin valor sentimental alguno. Y por conclusión: no se define si es bella o no la pintura por nadie más que por el espectador, y sólo funciona con el espectador la opinión.
Ahora, imagínense si hablara de por qué considero a una mujer bella. 
Una chica puede ser bonita. Tierna. Hermosa. Pero cuando llega a mis sentimientos, y a mi corazón, se vuelve la más bella del mundo.
¿Por qué? Sencillo. Porque su cabello es suave, y juguetón. Sus mejillas son tiernas y perfectas. Sus ojos grandes y conmovedores. Sus labios tentadores. Su gracia preciosa, y su manera de ser enloquecedora. Pero todo eso, para mí. Y sólo para mí. Si se lo tratara de decir, no me creería.
Ahora saben por qué, en mi opinión. Quizá no sienta consigo misma lo que yo siento por ella. O quizá esté equivocado y debería de sentir esto con alguien más "bella".
O quizá todos estamos locos.

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