1) Ensoñaciones alejadas de la realidad. el enamorado vive una fantasía con escaso o nulo realismo: sueña la conquista de un artista de cine, elabora fantasías con la reina de belleza de su escuela; las hadas y los viajes entre nubes son poca cosa en comparación con sus sueños color de rosa.
2) Pérdida de tiempo debido a la fantasía obsesiva. En más de una ocasión quiere dejar su sesión de fantasías y comprueba que no lo logra; descuida sus ocupaciones rutinarias y sus obligaciones laborales; está con sus amistades y todos notan que en realidad no está con ellos; sólo quiere hablar de su asunto.
3) Toma de decisiones carentes de realismo. El enamorado es capaz de abandonar su hogar, su familia y su trabajo con tal de permanecer al lado de su amada. Las demás obligaciones suelen pasar a un segundo plano casi inexistente. El enamoramiento es la emoción más absorbente y determinante que puede concebir una persona. El enamorado está convencido de que persigue su propia realización, que quiere el beneficio de la pareja y que todos los obstáculos deben ser vencidos.
4) Actitud posesiva llena de celos y manipulaciones. El enamorado no tolera que otras personas quieran compartir el cariño del ser amado. El enamoramiento suele mezclarse con los dos primeros niveles de amor que hemos descrito: la simbiosis y el querer interesado. En esa misma medida el enamorado se las ingenia para obtener exclusividad.
5) Desilusión y frustración cuando llega el momento de la toma de conciencia acerca de la cruda realidad. Tarde o temprano el enamorado se percata de la ilusión que vivía y del alejamiento sufrido respecto a las cualidades reales del ser amado. Esto puede suceder cuando ya ha contraído un compromiso matrimonial o incluso cuando ya se ha casado. Muchos divorcios acontecen a raíz de esta toma de conciencia. Si para entonces no se ha gestado el amor de amistad y sobre todo el amor de voluntad, el fin del matrimonio es la consecuencia más probable.
(Extraído de Gato científico)
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